Dr. Carlos Raitzin
C+T+C+G+C+S+J+
Publicado en
BOLETIN TEMPLE – Monográfico No. 1,3/1/2001
ABRAXAS (o ABRAX)
Y, para mayor abundamiento, he aquí un inconfundible
Abraxas en un sello templario. Obsérvese la leyenda
“SECRETUM TEMPLI”
Y las letras I,A,O (omega), comparando con la imagen
anterior para disipar cualquier duda.
Vale la pena decir algo más al respecto. René Guénon en
“Aperçus sur l’Ésotérisme chrétien”, 1977, p.65 y 81, menciona repetidamente
que Francesco da Barberito en su “Tractatus Amoris” se hizo representar él
mismo en actitud de adoración frente a la letra I. No olvidemos que da
Barberino fue miembro iniciado de los
“Fedeli d’Amore” al igual que Dante, Bocaccio y otros grandes de la época
(Vease en este sitio web nuestro artículo “Dante Alighieri y la filiación
templaria de los Fedeli d’Amore”).
Precisamente es Dante quién menciona en la “Divina Comedia”,
Paraíso, XXVI,133, que la letra I fue el primer nombre de Dios.
“Pria ch’io scendessi all’infernale ambascia,
I s’appellava in terra il Sommo Bene
Onde vien le letizia che mi fascia.”
(“Antes de descender al duro infierno, I se llamaba en tierra
el Bien Supremo fuente del éxtasis que me envuelve”).
Siguiendo el punto de vista de Schult que encontramos en
Dante estas alusiones a disciplinas espirituales hoy perdidas u olvidadas en
Occidente pero que aparecen en la famosa obra de Von Sebottendorf (la que puede
consultarse en este sitio web). De destacar esto se ha ocupado Guénon, loc.cit.
y remitimos además a nuestro Postfacio a la obra de von Sebottendorf en este
sitio web. No nos olvidemos que esta disciplina se refiere directamente a las
sílabas místicas intraducibles que aparecen al comienzo de los capítulos del
Al-Koran y que fueron transmitidas según la tradición islámica por el Profeta
Mahoma a sus seguidores más íntimos y cercanos.
Es difícil creer que esto sea solo una coincidencia o hallar
siquiera un conato de explicación diferente al propuesto aquí… y así se
aclararía completamente su mención en los Estatutos Secretos. Se trataría con
la más alta probabilidad de otra alusión velada, esta vez referente a una
disciplina de alquimia interior similar a la que describe Von Sebottendorf.
La cuestión ya largamente conocida y discutida de sí Dante
halló una fuente de inspiración en la escatología musulmana resulta aquí de
interés secundario. Es menester remitir al lector que se interese a la obra
colosal de Asín Palacios, la que contiene abundante bibliografía. El tema que
si nos concierne es todo aquello que hace a contenidos doctrinales velados en
las obras dantescas, provengan estos ya del Islam ya de otras fuentes. Y es
aquí donde queda la mayor parte de la tarea por realizar, nada simple por
cierto. Nos proponemos retornar a este asunto en futuros trabajos.
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