sábado, 30 de agosto de 2014

Esoterismo y simbolismo - 5 de 19



V


LA CONSCIENCIA TIENE FUNDAMENTALMENTE DOS ASPECTOS: UNO ES EL RESULTADO DE COMPARACIONES, EL OTRO ES EL RESULTADO DE LA IDENTIFICACIÓN. LOS DOS ASPECTOS EXIGEN LA INSCRIPCIÓN; UNA ES ORGÁNICA O CEREBRAL, LA OTRA VITAL O FUNCIONAL.

SERÍA absurdo pretender un funcionamiento de consciencia idéntico tanto para la consciencia cerebral como para la Consciencia innata. Es necesario circunscribir el sentido de la palabra “Consciencia”, precisarlo. Nos falta un vocabulario adaptado a este sentido, tal como lo encontramos en el antiguo Egipto y en las lenguas hindúes, establecidas por los Maestros del Conocimiento.

Diremos, pues, que la consciencia cerebral es el resultado de la experiencia cuantitativa, una consciencia mecánica que procede de la comparación. La memoria en sí no es más que un disco de fonógrafo o una película cinematográfica.
Una noción aislada no es más que una parte grabada de este disco o una imagen de esta película. La memoria funcional, la definición de una noción registrada, empieza con la comparación. Es preciso, mecánicamente incluso, recurrir a la “Magia”, es decir, provocar el impulso por evocación. Un resultado particular, por ejemplo, evoca toda una escena vivida. Un perfume recuerda una impresión sentida, una palabra desencadena el recuerdo de un pensamiento oído o leído y puede engendrar una larga serie de “pensamiento”, es decir, de acordes. Es un “hecho” constatado sensorialmente el que despierta el recuerdo y es el acuerdo o el desacuerdo el que determinará un pensamiento lógico o ilógico o el sofisma. Todo el mecanismo cerebral podrá reproducirse mecánicamente. Esto demostrará a los más obtusos donde radica el error. Pero cuando queremos pasar del deber clásico (esta esclerosis del genio) al pensamiento fecundo no nos basta la mecánica cerebral. Cuando antes decíamos que debemos dirigirnos necesariamente a lo que constituye la verdadera Magia, la Evocación, que hay acuerdo o desacuerdo en la conexión de las nociones y los recuerdos, recurríamos a otro poder en nosotros, el que procede de nuestra consciencia innata, fuente del sentido de la Armonía. Este poder será, si es efectivo, la causa del Genio, del Pensamiento creador, en el sentido que sobrepasa lo conocido, lo clasificado.

¿No es esta consciencia de una vía nueva, impuesta al decadente mundo actual, la que incita al arte a destruir al ídolo de ayer para intentar la expresión irracional?

Se busca la concordancia de elementos de “sensaciones” olvidando su conexión racional – dejándose llevar por la inercia del hábito adquirido. Se crean medios, imágenes, formas que “evocan” un sentimiento, una emoción y provocan una reacción vital. Y el Arte es el heraldo de la mentalidad de una época, el portavoz de la tendencia íntima.

La Inteligencia del Corazón, que establece la relación de la Consciencia innata con la observación del hecho, es la Identificación.

Identificación significa vivir con y en el hecho observado, ser uno mismo ese hecho, experimentar, actuar, sufrir, alegrarse con él. Es la “Consciencia simpática” y no una consciencia subjetiva que la lógica pretende oponer a la Consciencia objetiva. Sin embargo, se presta a confusión: la consciencia cerebral se inscribe o se “grafía” en la materia cerebral como acabamos de decir y la Consciencia innata se inscribe en la naturaleza del organismo, o sea, que el móvil de su función es el impulso de su necesidad, la Idea o principio de Armonia. En el hombre, en el animal superior, esto crea la emotividad.

Cuanto mayor es la sensibilidad emotiva, mejor puede expresarse la Consciencia innata. Si el hecho observado provoca una “sensación”, una reacción emotiva, de tipo egocéntrico, estamos ante la consciencia subjetiva. Si el hecho es observado por una persona en estado de neutralidad, un estado impersonal, estamos ante la Consciencia simpática. De ahí que estos problemas se resuelvan en una cultura que implique un desprenderse del egoísmo y un dominio de la parte mental (del cine cerebral).

La inscripción de la Consciencia innata o simpática es vital o funcional, si se considera la vida en sí y la función en si, es decir, como principio mismo de la Naturaleza viviente. Este principio es una realidad al margen de la materia corporal, pero se encarna por la armonía de los elementos del ambiente.

Cuando existe un cierto número de elementos, su relación pondrá en marcha determinadas funciones: la tierra respirará, el cangrejo saldrá del mar, una planta germinará, la palmera macho crecerá inclinándose hacia la palmera hembra… La función es una necesidad y ésta forma parte de la ley vital, o génesis cuyo orden hace posible todo el juego de la Naturaleza; y su Conocimiento será la Ciencia Sagrada. Todo, absolutamente todo, obedece a este imperativo Divino, un conjunto simple de funciones impuestas al universo. Y ninguna Inteligencia podrá contrariar, ningún poder podrá obstruir este Orden, la Armonía de la Causa casual a través de la Causa Cósmica.

La encarnación en el hombre de todas las Necesidades u Órdenes funcionales de la armonía del Mundo es el Templo, donde la Energía creadora original pone en contacto “la Inteligencia del Corazón” de la Consciencia innata con el Universo: esto se realizará mediante la observación objetiva del hecho, con el fin de cumplir la Consciencia cósmica, independiente de las partes destructibles o mortales.

El hombre es, pues, un todo, producto final del universo, por ser centro de inscripción de la Consciencia, o sea, de todas las “relaciones” vividas a través de los reinos.

Debido a este hecho de la inscripción o duración de la Consciencia la biogénesis monista tiene un sentido, ya que la evolución biológica observada y el transformismo no son una causa sino una prueba por los residuos dejados, a través de la expansión de la Consciencia.

La Creación causa la evolución, pero la evolución solo es creadora para la inteligencia cerebral, la cual expresa la Consciencia del Conocimiento innato a través de la vida.

La Realidad, es decir, lo inmutable no es la historia o la evolución orgánica sino la manifestación de este estado trascendente que es la Consciencia.

La ciencia de este Retorno consciente a la Fuente (Cristo resucitado vuelve a la derecha de su Padre, y no se funde con Él) será la psicología espiritual y se dirige a nosotros en esta vida, a través de la Vida.

EN TORNO AL ESOTERISMO TEMPLARIO - 5



Dr. Carlos Raitzin

C+T+C+G+C+S+J+

Publicado en
BOLETIN TEMPLE – Monográfico No. 1,3/1/2001


ABRAXAS (o ABRAX)

Y, para mayor abundamiento, he aquí un inconfundible
Abraxas en un sello templario. Obsérvese la leyenda “SECRETUM TEMPLI”
Y las letras I,A,O (omega), comparando con la imagen anterior para disipar cualquier duda.



Vale la pena decir algo más al respecto. René Guénon en “Aperçus sur l’Ésotérisme chrétien”, 1977, p.65 y 81, menciona repetidamente que Francesco da Barberito en su “Tractatus Amoris” se hizo representar él mismo en actitud de adoración frente a la letra I. No olvidemos que da Barberino  fue miembro iniciado de los “Fedeli d’Amore” al igual que Dante, Bocaccio y otros grandes de la época (Vease en este sitio web nuestro artículo “Dante Alighieri y la filiación templaria de los Fedeli d’Amore”).

Precisamente es Dante quién menciona en la “Divina Comedia”, Paraíso, XXVI,133, que la letra I fue el primer nombre de Dios.

“Pria ch’io scendessi all’infernale ambascia,
I s’appellava in terra il Sommo Bene
Onde vien le letizia che mi fascia.”

(“Antes de descender al duro infierno, I se llamaba en tierra el Bien Supremo fuente del éxtasis que me envuelve”).



Siguiendo el punto de vista de Schult que encontramos en Dante estas alusiones a disciplinas espirituales hoy perdidas u olvidadas en Occidente pero que aparecen en la famosa obra de Von Sebottendorf (la que puede consultarse en este sitio web). De destacar esto se ha ocupado Guénon, loc.cit. y remitimos además a nuestro Postfacio a la obra de von Sebottendorf en este sitio web. No nos olvidemos que esta disciplina se refiere directamente a las sílabas místicas intraducibles que aparecen al comienzo de los capítulos del Al-Koran y que fueron transmitidas según la tradición islámica por el Profeta Mahoma a sus seguidores más íntimos y cercanos.

Es difícil creer que esto sea solo una coincidencia o hallar siquiera un conato de explicación diferente al propuesto aquí… y así se aclararía completamente su mención en los Estatutos Secretos. Se trataría con la más alta probabilidad de otra alusión velada, esta vez referente a una disciplina de alquimia interior similar a la que describe Von Sebottendorf.

La cuestión ya largamente conocida y discutida de sí Dante halló una fuente de inspiración en la escatología musulmana resulta aquí de interés secundario. Es menester remitir al lector que se interese a la obra colosal de Asín Palacios, la que contiene abundante bibliografía. El tema que si nos concierne es todo aquello que hace a contenidos doctrinales velados en las obras dantescas, provengan estos ya del Islam ya de otras fuentes. Y es aquí donde queda la mayor parte de la tarea por realizar, nada simple por cierto. Nos proponemos retornar a este asunto en futuros trabajos.
 

viernes, 15 de agosto de 2014

Esoterismo y Simbolismo - 4 de 19



R.A. Schwaller de Lubicz




IV


LA INTELIGENCIA DEL CORAZÓN ES PURAMENTE FUNCIÓN DE CONSCIENCIA VIVIDA E INNATA.


El corazón sigue su ritmo, pero no porque un motor le obligue a ello, sino porque él mismo es el motor del circuito sanguíneo. Cada célula del corazón sigue este ritmo y la experiencia del Dr. Carrel ha demostrado lo que ya conocía la Sabiduría antigua respecto a la Inteligencia Innata y la Consciencia. Todo ser orgánico (e incluso cada célula de los organismos de un ser organizado) tiene una parte de la Vida general, que es su especificación personal. No es solamente el corazón del hombre el que bate rítmicamente como un motor: hay seres acuáticos que son un gran corazón, podríamos decir, y representan el despertar de la Consciencia que será “Corazón”. Otra consciencia se hará hígado, otra pulmón, etc.: cada función tiene su órgano, el cual, comparado por ejemplo, con el mineral, aparentemente inerte, es la encarnación de una Consciencia, es decir, de una Función cósmica que ha recibido vida corporal. Seria un Museo más autentico que nuestros Museos cadavéricos el que considerará como historia natural “la Evolución de la Consciencia o Devenir de la Vida”.

Cada cosa natural en el Universo es un jeroglífico de la Ciencia divina. Cada animal, cada especie de planta, cada grupo mineral es una etapa de la “toma de consciencia” de la Causa cósmica para desembocar en el organismo total fiel hombre humano, el Microcosmos² - “el hombre a Su imagen”.

El todo, constituido de esta manera en un ser vivo, completo, es un lenguaje que habla, que se expresa sin cesar en la función viva, representando la base de la Inteligencia del Corazón, o sea, el Hecho que mantiene relación con toda la Naturaleza y por consiguiente la CONOCE.

Este Conocimiento no es objetivo sino real. La Realidad es unión de la Consciencia con el objeto: hay identidad. Es la función vivida aisladamente e innata en el organismo la que forma la Inteligencia del Corazón. Es evidente, pues que hay que transcribir en la consciencia cerebral y objetiva lo que está en nosotros, estableciendo la relación de esta Vida en nosotros con la observación de esta Vida en la Naturaleza. Esto lo encontramos muy bien expresado por los antiguos egipcios. Se trata del conocimiento de la Magia sana y pura, que puede conducir rápidamente a la meta espiritual de nuestra vida, porque podemos evocar, por simetría entre los análogos, en el ambiente, la Consciencia del Corazón que dormita en nosotros.


² En este caso el “Microcosmo” es una imagen para ejemplificar la idea desarrollada. Es realidad, el hombre es Universo y no un pequeño Universo a imagen de otro mayor.

miércoles, 30 de julio de 2014

EN TORNO AL ESOTERISMO TEMPLARIO - 4



Dr. Carlos Raitzin

C+T+C+G+C+S+J+



Publicado en
BOLETIN TEMPLE – Monográfico No. 1,3/1/2001


Pero, desde luego, esto corresponde a la estructura externa o formal. Avanzando un paso más tenemos el simbolismo de “los colores de la sangre y la pureza” blanco y rojo. Roja la cruz en el manto blanco en el Temple, blanca la túnica con faja o cinturón y gorro rojos en los haschischin. Notablemente blanco y rojo son también los colores tanto de “Conduiramour” como de Beatriz, siendo la primera para Parsifal lo que Beatriz para el Dante. Naturalmente hay que remitir aquí a la obra de Wolfram von Eschenbach… y recordar que la Tradición Iniciática es una y universal. Sin poder extendernos aquí demasiado al respecto diremos que la opinión de los estudiosos del tema es que la doctrina de los más altos iniciados entre los haschischin era que las formas religiosas exteriores carecían en realidad de importancia (vease la obra bien conocida de Probst-Biraben). Desde luego, todos los verdaderos iniciados en todos los tiempos y lugares han sostenido y sostienen exactamente lo mismo. Lo esencial era y es la doctrinaesotérica y se podía adoptar una forma religiosa exterior distinta sin variar en absoluto este punto. Incluso reprocharon los haschischin a los Templarios sostener la errónea y perniciosa concepción trinitaria de Dios que alejaba del Dios Uno. En suma, que la clave del VELTRO o VangELo eTeRno Templario hay que buscarlo en las doctrinas Iniciáticas del Islam y en su conexión con los contenidos velados de la “Divina comedia”. Ya lo dice el mismo Dante:

“O voi ch’avete li’ntelleti sani, mirate la doctrina
che s’asconde sotto ‘l velame de li versi strani”.

(Inferno, IX, 61-63).


(“Oh vosotros que teneis la mente sana, mirad la doctrina que se esconde bajo el velo de los versos extraños”).

Y todo indicaría que dentro de la Divina Comedia hay otro texto escondido de acuerdo a cierta clave. La cuestión es hallar esta clave.

Esta línea de pensamiento es la que ha inspirado a Arthur Schult en su obra “Dantes Divina Commedia als Zeugnis der Tempelritter-Esoterik”. Este autor se centra en la Divina Comedia y “La Vita Nouva” para hallar claves del esoterismo templario pero su conocimiento de las doctrinas tradicionales es bastante superficial y a menudo resulta declamatorio en sus expresiones. De todos modos aporta más de una idea e información interesante y que vale la pena analizar.

Y de ello surge de inmediato la cuestión de si la alquimia en el Temple designaba en realidad un proceso interior que nada tenía que ver con la transmutación de metales. Tal como están las cosas esto aparece como lo más probable a pesar de las apariencias. En el Abraxas (o Abrax), deidad de origen gnóstico ilustrado más abajo claramente se distinguen las tres letras griegas I,A,O (Omega w). son las tres letras claves en la disciplina espiritual recibida por von Sebottendorf de los masones turcos. En los Estatutos Secretos que conocemos se mencionan además los talismanes. Cabe bien conjeturar si no serían en realidad gemas del tipo de las gnósticas recordatorias de la disciplina en cuestión.
 

martes, 15 de julio de 2014

Esoterismo y Simbolismo - 3 de 19



R.A. Schwaller de Lubicz


III


LA INTELIGENCIA CEREBRAL DEPENDE DE LOS SENTIDOS, DEL REGISTRO DE LAS CONSTATACIONES DE HECHOS Y DE LA COMPARACION DE NOCIONES. NINGÚN ELEMENTO DE LA INTELIGENCIA CEREBRAL ES ABSTRACTO Y TODA NOCIÓN CUALITATIVA O ABSTRACTA RESULTA DE LA COMPARACION ENTRE ELEMENTOS CONCRETOS.


El ÓRGANO cerebral pasa por varias etapas. Para ello es preciso que el organismo desarrolle tres facultades: la de los sentidos, la del registro de las constataciones y la de la comparación de las nociones así registradas, es decir, la memoria. La Razón, de la que hablaremos mas adelante, pertenece a un orden diferente. De momento nos referimos al animal humano. Los sentidos son los órganos de constatación de los “Elementos Principios”. El tacto corresponde a la TIERRA, o sea, todo aquello que presenta obstáculos materiales a la materia del cuerpo. El viento es Tierra en su calidad de cuerpo, como el agua o la piedra. Los sentidos solo puede constatar al oponerse una resistencia a una actividad. El gusto corresponde al AGUA; no se puede probar nada que no esté un poco disuelto, ya se trate de un gas o de un sólido. Así pues, hay un principio Agua en cada cosa. El olfato corresponde al AIRE, ya que no se puede oler nada que no sea volátil o volatizado a través del calor por ejemplo. En cada cosa hay, pues, un principio Aire. La vista corresponde al FUEGO. Nada puede ser visto si no hay una irradiación de Fuego, como un hierro en la oscuridad que, calentado por una energía invisible, pasaría del rojo oscuro a un blanco deslumbrante.

El color del fuego ordinario pertenece al tacto y no a la vista. Así pues, en todas las cosas visibles hay un principio Fuego.

El oído corresponde al Quinto Elemento, el VERBO, sensible físicamente, táctilmente, a través del sonido. Los cuatro sentidos llegan al cerebro: el quinto, el oído llega al “Corazón” sin dirigirse directamente al cerebro. Es el sentido espiritual, puerta de la Inteligencia del Corazón.

Todo tiene un sonido propio.

A través de los “Principios-Elementos”, todas las cosas se relacionan entre sí; las esferas por las que nuestra génesis humana no ha pasado todavía se nos escapan, mientras no podamos transformarlas y reducirlas al Principio-Elemento de las esferas de nuestra Inteligencia innata. Toda la instrumentación científica es una reducción de este tipo. Hay aspectos Fuego, Aire, Agua, Tierra que todavía no hemos vivido en los reinos que nos preceden. Es, pues, lógico admitir la existencia de un mundo que ínter penetra el aspecto de las cosas sensibles actualmente para nosotros, constituido por los mismos “Principios-Elementos”, del mismo modo que hay rayos (los infrarrojos y los ultravioletas) que nuestros ojos no pueden percibir. Esto hace referencia a la posibilidad de extender la sensibilidad de nuestros sentidos, pero la existencia del oído ya nos permite creer en la existencia de un estado PRINCIPIO o IDEAL, que correspondería, como los Principios-Elementos, a Principios Formas.

El hecho mismo de que exista en el hombre, una vez superado el simple estado animal humano, la posibilidad de concebir abstracciones que la inteligencia cerebral no puede comprender, demuestra la existencia de un Mundo, paralelo al nuestro en cuanto a su constitución, pero completamente diferente en cuanto a su aspecto, su extensión y su génesis; esta génesis sería entonces génesis del Retorno, del mismo modo que, del Origen hasta nosotros, existe una génesis del Devenir corporal.

Si la inteligencia cerebral, que vemos desarrollada en el aspecto animal superior del hombre, está limitada por la frontera impuesta a los sentidos. La Inteligencia del Corazón es independiente y pertenece a este grandioso complejo que denominamos Vida.

El Carácter fundamental de la Inteligencia cerebral es el haber nacido de la Dualidad, de la complementación de lo que podríamos llamar la SEXUALIZACIÓN DEL UNIVERSO. La calidad sólo se comprende a través de esta oposición de los complementos; por otra parte, la noción de Calidad sólo existe en la Naturaleza, es decir, en el Universo dualizado.

La Calidad define la Cantidad y, a la inversa, la Cantidad, comparada con otra Cantidad, define la Calidad. Toda noción considerada abstracta solo existe si podemos limitarla mediante una cantidad. Podemos comentarnos con palabras y decir, por ejemplo, “horizonte”, “eje” y construir frases con estas palabras; pero, cuando queremos analizar su sentido debemos objetivarlas, porque en caso contrario nuestro poder cerebral queda bloqueado. La abstracción tiene que concretarse porque, si no, no podremos comprender.

Es típico el ejemplo de la palabra EJE, ya que esta noción, considerada como imaginaria, no puede imaginarse, es decir, objetivarse. (No hay que confundir el Eje con el cubo de una rueda).

Y, sin embargo, el eje se impone en todo cuerpo rotatorio. Lo cual confirma la probabilidad de una inteligencia distinta a la de nuestras posibilidades cerebrales, puesto que nuestro mundo corporal nos muestra la existencia indiscutible de fusiones e incluso de formas que se nos escapan y se nos escaparán siempre disponiendo únicamente de esta herramienta cerebral.

Con el término “Inteligencia del Corazón”, empleado por los antiguos egipcios, designamos aquel aspecto del hombre que nos permite ir más allá de nuestra limitación animal y que constituye la característica necesaria del hombre humano para dirigirse hacia el Hombre Divino, es decir, el despertar de este principio Original que dormita en cada ser humano animado.
 

lunes, 30 de junio de 2014

EN TORNO AL ESOTERISMO TEMPLARIO - 3



Dr. Carlos Raitzin

C+T+C+G+C+S+J+
  
Publicado en
BOLETIN TEMPLE – Monográfico No. 1,3/1/2001


Y esto se sitúa muy cerca de los motivos que impulsaban hacia la universidad y unidad soñada por los Iniciados Templarios en materia religiosa. Sin embargo las doctrinas de de Fiore solo hacen a la religiosidad exotérica y a lo temporal. No tienen en si nada de iniciáticas y es por ello que cabe perfectamente conjeturar que se trata en realidad de otra doctrina de igual nombre a la que la mencionada le puede servir como velo de ocultamiento. Esta doctrina necesariamente no puede ser otra que la de la Fede Santa o Fedeli d’Amore emanada directamente del Temple. En efecto no se le conocen a Dante otras adhesiones o filiaciones esotéricas que esta la que, como es sabido, núcleo a la flor y nata tanto de la literatura italiana como de otros campos del pensamiento.

La cuestión ya planteada antes es ardua: porqué Dante cita una y otra vez al profeta Mahoma y a los Maestros Espirituales del Islam sin mencionar sus nombres? Que promesa o juramento iniciático le impedía hacer tal mención de no haber otro motivo? Buena pregunta que solo podemos intentar responder teniendo en cuenta la pertenecia de Dante a la Fede Santa o Fedeli d’Amore y el muy estrecho paralelismo de usos y la vinculación estrecha de los Caballeros Templarios con algunas agrupaciones del Islam, en especial ejemplo los guerreros santos del Islam haschischin o “asesinos” islamistas. La similitud entre el Temple y estos últimos va por cierto mucho más allá del blanco y el rojo usados en las vestimentas de ambas Ordenes por Caballeros y Rafiks (equivalente de aquellos entre los haschischin). Lo notable es el paralelismo estructural entre Temple y haschischin que obliga a pensar que Hugues de Payns se inspiró directamente en estos últimos al crear el Temple. El mismo número de grados en las estructuras respectivas acentúan esta similitud. Siguiendo a Hammer-Purgstall, David Annan (en Norman Mackenzie “Sociedades Secretas”, Alianza, Madrid 1973) y C.E. Novell (además de un resumen de J.F. Ferro) podemos presentar el siguiente cuatro donde la analogía se hace evidente. Resulta claro que ambas ordenes estuvieron en contacto en Siria antes de 1128.

TEMPLARIOS                                              HASCHISCHIN

Gran Maestre                                                  Sheik-al-Djebal
                                                                       (“Señor de la Montaña”)

Grandes Priores                                              Day-al-Kebris
                                                                       (“Grandes Emisarios”)


Priores                                                            Days, nuncios religiosos y
                                                                       Emisarios políticos


Caballeros                                                      Rafiks
(Militares)                                                       (“Compañeros”)


Pajes y Criados                                               Lassiks
                                                                       (“Aliados”, legos, y sirvientes)


Aspirantes                                                       Creyentes (pueblo)
 


domingo, 15 de junio de 2014

Esoterismo y Simbolismo - 2 de 19


R.A. Schwaller de Lubicz

II



HAY EN EL HOMBRE UNA INTELIGENCIA CEREBRAL Y UNA INTELIGENCIA INNATA, LLAMADA “DEL CORAZÓN” QUE RESULTA DE LA FUSION POR IDENTIDAD DE LA NATURALEZA DE LA CAUSA CÓSMICA, CONTENIDA EN SU MATERIALIZACIÓN, CON ESTA MISMA CAUSA EN NOSOTROS.

COMO estamos situados “dualmente” ante la Naturaleza, la juzgamos objetivamente. El “pecado original” es la separación – y, en consecuencia, la oposición – de los aspectos complementarios cuya reunión constituye esta Unidad, así como los colores rojo y verde supuestos forman el “sin color”.

En esta Unidad nuestra inteligencia cerebral no puede discernir nada, de aquí que la inteligencia cerebral no intervenga. Necesita la oposición: nosotros y el objeto, el hombre y la mujer, sí y no, día y noche, luz y sombra. Esta es la ley de todo organismo vivo, un balanceo incesante entre el nacimiento y la muerte, entre crecimiento y decadencia.

Los bastoncillos rojos y los conos de la retina en el ojo interceptan el color verde, neutralizan este color y provocan la reacción complementaria en el nervio óptico, el cual verá el verde por oposición al rojo.

La función cerebral se basa en un principio de cruzamiento: así por ejemplo, la parte derecha del cerebro rige normalmente la parte izquierda del cuerpo. Del mismo modo, una imagen concreta, la visión de un objeto evoca su cualificación o descripción cualitativa y esto se lleva a cabo con elementos abstractos, los cuales resultan a su vez de comparaciones.

A la inversa, a la inteligencia cerebral le es imposible concebir una abstracción sin definirla a través de una imagen concreta. Hay que estar atento para no confundir los momentos de inteligencia cerebral con los momentos de la Inteligencia del Corazón, volveremos sobre ello. Siendo el origen del Universo una misma y única fuente “energética”, hay, debido a esta paternidad, una comunión entre todas las cosas del mundo. Hay un parentesco entre un mineral determinado, un vegetal, un animal y un hombre, que formará entre ellos un lazo de “naturaleza semejante” porque en último término solo hay una serie simple de caracteres básicos de donde, por agrupamientos, nacen innumerables posibilidades, y éstas se clasifican en grandes familias con sus correspondientes subagrupamientos.

A pesar de la diversidad de razas humanas que constituyen una multitud de individuos muy variados, todos los hombres se organizan esencialmente del mismo modo. Una sola cosa les distingue: su nivel de consciencia, del cual deriva su dominio mental, su particular vida psíquica y sexual, por consiguiente, sus afinidades.

El momento variable es, pues, de orden abstracto, pero en sus efectos es perfectamente observable y analizable.

La causa abstracta EN ESTADO DE GÉNESIS: en el esquema humano concreto y aparentemente estable de su constitución orgánica, escapa, por el contrario, al análisis racional. Es evidentemente una suma de experiencias puramente corporales lo que alimenta a esta Génesis, pero existe también una herencia en el individuo y los grupos. Todavía podemos hablar de adaptaciones fisiológicas transmitidas hereditariamente  pero, sin embargo, siempre hay un momento incomprensible, el que impulsa hacia esta Génesis y, en suma, lo que podemos denominar la concentración informe en la semilla que transmite. Ahora bien nuestro origen común no está tan lejos. No nos conduce a la “noche de los tiempos”: está siempre presente porque el hombre se nutre directa o indirectamente de todos los reinos y por eso entra en comunión constante con su particularidad y – por el origen mineral – con la Energía cósmica de donde proviene todo.

Nos es totalmente imposible concebir en el cerebro algo que no pertenezca a la Naturaleza concreta, que no hayamos vivido a través de nuestro devenir corporal. El perro no puede comprender al hombre; puede constatarlo físicamente porque es físico, pero no puede comprenderlo, como tampoco puede comprender el molusco al caballo ni la planta al molusco. Esto es debido a que les falta el órgano cerebral necesario, pero, ¿Qué hace este órgano? La planta que crece hacia lo alto, ¿comprende cerebralmente al cielo? Y, sin embargo, no se equivoca. Hay una inteligencia innata que es precisamente la Naturaleza característica de la Cosa. Y el hombre lleva consigo esta naturaleza innata: el mineral de sus huesos, el vegetal de los tejidos de sus órganos y el animal de la coordinación de sus órganos forman todo su laboratorio de asimilación y de transformación en ser independiente. Se resume con demasiada facilidad esta inteligencia innata con el nombre de “instinto”. No estaría de más saber en qué consiste y de dónde procede.