martes, 15 de julio de 2014

Esoterismo y Simbolismo - 3 de 19



R.A. Schwaller de Lubicz


III


LA INTELIGENCIA CEREBRAL DEPENDE DE LOS SENTIDOS, DEL REGISTRO DE LAS CONSTATACIONES DE HECHOS Y DE LA COMPARACION DE NOCIONES. NINGÚN ELEMENTO DE LA INTELIGENCIA CEREBRAL ES ABSTRACTO Y TODA NOCIÓN CUALITATIVA O ABSTRACTA RESULTA DE LA COMPARACION ENTRE ELEMENTOS CONCRETOS.


El ÓRGANO cerebral pasa por varias etapas. Para ello es preciso que el organismo desarrolle tres facultades: la de los sentidos, la del registro de las constataciones y la de la comparación de las nociones así registradas, es decir, la memoria. La Razón, de la que hablaremos mas adelante, pertenece a un orden diferente. De momento nos referimos al animal humano. Los sentidos son los órganos de constatación de los “Elementos Principios”. El tacto corresponde a la TIERRA, o sea, todo aquello que presenta obstáculos materiales a la materia del cuerpo. El viento es Tierra en su calidad de cuerpo, como el agua o la piedra. Los sentidos solo puede constatar al oponerse una resistencia a una actividad. El gusto corresponde al AGUA; no se puede probar nada que no esté un poco disuelto, ya se trate de un gas o de un sólido. Así pues, hay un principio Agua en cada cosa. El olfato corresponde al AIRE, ya que no se puede oler nada que no sea volátil o volatizado a través del calor por ejemplo. En cada cosa hay, pues, un principio Aire. La vista corresponde al FUEGO. Nada puede ser visto si no hay una irradiación de Fuego, como un hierro en la oscuridad que, calentado por una energía invisible, pasaría del rojo oscuro a un blanco deslumbrante.

El color del fuego ordinario pertenece al tacto y no a la vista. Así pues, en todas las cosas visibles hay un principio Fuego.

El oído corresponde al Quinto Elemento, el VERBO, sensible físicamente, táctilmente, a través del sonido. Los cuatro sentidos llegan al cerebro: el quinto, el oído llega al “Corazón” sin dirigirse directamente al cerebro. Es el sentido espiritual, puerta de la Inteligencia del Corazón.

Todo tiene un sonido propio.

A través de los “Principios-Elementos”, todas las cosas se relacionan entre sí; las esferas por las que nuestra génesis humana no ha pasado todavía se nos escapan, mientras no podamos transformarlas y reducirlas al Principio-Elemento de las esferas de nuestra Inteligencia innata. Toda la instrumentación científica es una reducción de este tipo. Hay aspectos Fuego, Aire, Agua, Tierra que todavía no hemos vivido en los reinos que nos preceden. Es, pues, lógico admitir la existencia de un mundo que ínter penetra el aspecto de las cosas sensibles actualmente para nosotros, constituido por los mismos “Principios-Elementos”, del mismo modo que hay rayos (los infrarrojos y los ultravioletas) que nuestros ojos no pueden percibir. Esto hace referencia a la posibilidad de extender la sensibilidad de nuestros sentidos, pero la existencia del oído ya nos permite creer en la existencia de un estado PRINCIPIO o IDEAL, que correspondería, como los Principios-Elementos, a Principios Formas.

El hecho mismo de que exista en el hombre, una vez superado el simple estado animal humano, la posibilidad de concebir abstracciones que la inteligencia cerebral no puede comprender, demuestra la existencia de un Mundo, paralelo al nuestro en cuanto a su constitución, pero completamente diferente en cuanto a su aspecto, su extensión y su génesis; esta génesis sería entonces génesis del Retorno, del mismo modo que, del Origen hasta nosotros, existe una génesis del Devenir corporal.

Si la inteligencia cerebral, que vemos desarrollada en el aspecto animal superior del hombre, está limitada por la frontera impuesta a los sentidos. La Inteligencia del Corazón es independiente y pertenece a este grandioso complejo que denominamos Vida.

El Carácter fundamental de la Inteligencia cerebral es el haber nacido de la Dualidad, de la complementación de lo que podríamos llamar la SEXUALIZACIÓN DEL UNIVERSO. La calidad sólo se comprende a través de esta oposición de los complementos; por otra parte, la noción de Calidad sólo existe en la Naturaleza, es decir, en el Universo dualizado.

La Calidad define la Cantidad y, a la inversa, la Cantidad, comparada con otra Cantidad, define la Calidad. Toda noción considerada abstracta solo existe si podemos limitarla mediante una cantidad. Podemos comentarnos con palabras y decir, por ejemplo, “horizonte”, “eje” y construir frases con estas palabras; pero, cuando queremos analizar su sentido debemos objetivarlas, porque en caso contrario nuestro poder cerebral queda bloqueado. La abstracción tiene que concretarse porque, si no, no podremos comprender.

Es típico el ejemplo de la palabra EJE, ya que esta noción, considerada como imaginaria, no puede imaginarse, es decir, objetivarse. (No hay que confundir el Eje con el cubo de una rueda).

Y, sin embargo, el eje se impone en todo cuerpo rotatorio. Lo cual confirma la probabilidad de una inteligencia distinta a la de nuestras posibilidades cerebrales, puesto que nuestro mundo corporal nos muestra la existencia indiscutible de fusiones e incluso de formas que se nos escapan y se nos escaparán siempre disponiendo únicamente de esta herramienta cerebral.

Con el término “Inteligencia del Corazón”, empleado por los antiguos egipcios, designamos aquel aspecto del hombre que nos permite ir más allá de nuestra limitación animal y que constituye la característica necesaria del hombre humano para dirigirse hacia el Hombre Divino, es decir, el despertar de este principio Original que dormita en cada ser humano animado.
 

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